
Arquitectura siglo XXI nació como la segunda pieza de una trilogía que comencé con Arquitectura biodigital y que cerraría años después con Anomalías.
Si en el primer libro tracé las bases teóricas de un nuevo paradigma biológico-digital para la arquitectura, en este volumen me propuse ampliar el foco para analizar el contexto en el que estas transformaciones están teniendo lugar. Es, por así decirlo, el mapa sociotecnológico y cultural que enmarca y condiciona la práctica arquitectónica en nuestros días.
Aquí no solo hablo de edificios, sino de la red de fenómenos que los hacen posibles y que determinan su forma y función: la globalización y sus tensiones, la revolución digital y sus aceleraciones, la interconexión planetaria, el cambio climático, la inteligencia artificial, la fabricación avanzada y la emergencia de nuevos actores en el proceso de diseño y construcción. La arquitectura ya no es una disciplina aislada, sino un nodo dentro de un sistema mucho más amplio que involucra tecnología, ecología, economía y cultura.
En este libro, me interesó especialmente mostrar cómo el cambio de paradigma no es una cuestión meramente técnica, sino una mutación de escala civilizatoria. El paso del paradigma mecánico de la modernidad a uno más orgánico y complejo no ocurre en un vacío, sino en un momento histórico caracterizado por el entrelazamiento de crisis y oportunidades. Desde la robotización de procesos hasta la colonización espacial, desde las ciudades inteligentes hasta los territorios virtuales, Arquitectura siglo XXI explora cómo estos escenarios están redefiniendo lo que entendemos por espacio habitable.
Si Arquitectura biodigital se centra en las herramientas, lógicas y posibilidades del nuevo paradigma, Arquitectura siglo XXI es el marco panorámico, la fotografía de un tiempo donde la arquitectura convive con la inteligencia artificial, la ciencia de datos, la economía circular y las transformaciones urbanas a escala planetaria. Y si Anomalías desentraña los elementos disruptivos que amenazan con derribar incluso este nuevo orden, este libro actúa como puente, mostrando las corrientes de fondo que unen lo que ya conocemos con lo que apenas empezamos a vislumbrar.
En sus páginas, invito al lector a entender que proyectar en el siglo XXI implica navegar un océano de información, adaptarse a un mundo en constante cambio y asumir que la disciplina arquitectónica es, cada vez más, un proceso abierto, híbrido y en permanente evolución. Este es el libro que explica el ecosistema en el que la arquitectura debe aprender a moverse para no quedar anclada en el pasado.